Esta dolencia consiste en una calcificación donde los tendones se unen al hueso calcáneo en el pie.
Se caracteriza por dificultar el apoyo normal del talón generando las molestias propias de un proceso inflamatorio.
Espolón calcáneo
Existen dos tipos de espolón: de localización posterior inferior (debajo del talón) y de localización posterior superior (donde se inserta el tendón de Aquiles). Siendo más común el primero.
Según estudios recientes, una de cada diez personas tiene espolones en el talón, pero solo un 5% de la población presenta dolor.
¿Qué causa el espolón calcáneo?
A causa de la fascitis plantar se producen pequeños desgarros de los tendones en su unión con el hueso.
El organismo acumula calcio en las zonas dañadas, con el objeto de recuperar los tejidos, y como resultado aparece progresivamente la prominencia ósea.
Esta situación la puede provocar la obesidad, malas posturas, gestos deportivos excesivos, uso de calzado inadecuado, sobrecarga de los tendones, estar largos periodos de tiempo parados.
Puede aparecer también un espolón congénito, que irrita los tendones y provoca la inflamación.
La inflamación de la fascia plantar se encuentra relacionada a la aparición del espolón pero también puede haber fascitis sin espolón.
¿Cómo se diagnostica un espolón?
El espolón se puede evidenciar al realizar un estudio radiográfico, donde se observa una protuberancia puntiaguda orientada hacia los dedos con una longitud de entre uno a cinco milímetros. Existen personas que lo padecen sin referir ningún síntoma.
¿Qué síntomas se pueden presentar?
En primer lugar debemos mencionar al dolor que se produce por la inflamación al sobrecargar los tendones.
Dolores matutinos al dar los primeros pasos. Sensación de pisar un clavo en el talón afectado.
El dolor generalmente disminuye con el reposo pero se vuelve a presentar cuando se apoya el pie.
Cargar objetos pesados puede empeorar los síntomas. Sigue leyendo